“Un disco que estará entre los mejores del año de tango cantado”

Así como hay intérpretes que sin reunir demasiadas condiciones logran rápidamente instalarse en los favores del público, existen otros que —a pesar de su innegable talento—, ya sea por su bajo perfil o por una inadecuada difusión de su obra, no logran la trascendencia que merecen. Un ejemplo de estos últimos es Raquel Buela, una excelente cantante de tangos, de afinadísima voz, perfecta dicción, sobria expresividad y un registro vocal de variados matices. En este reciente trabajo, Buela está acompañada por Osvaldo Burucúa en guitarra y bajo, responsable también de los arreglos, Francisco Rodríguez, también en guitarra y algunos invitados, interpretando un repertorio mayoritariamente integrado por temas clásicos pero en el que hay espacio para algunas obras más recientes. Entre los primeros hay destacables versiones de “Patio mío”, el vals “Desde el alma”, “Soledad” y “Quedémonos aquí”, en estos dos últimos con la participación de Ernesto “Chino” Molina en bandoneón. La vertiente más intimista de la cantante se puede apreciar en sus versiones de “Mi vieja viola”, solo acompañada por Burucuá y las sentidas exposiciones de “Niebla del riachuelo” y “Malena”, en las que está acompañada por el piano de Claudio Méndez, a cargo de estos dos últimos arreglos. Hay también muy buenas versiones de “Alguien le dice al tango”, de Borges y Piazzolla y de la milonga que da título al disco, una auténtica declaración de principios. La vertiente más actual está representada por los versos de los que tal vez sean los dos mejores poetas del tango actual, Raimundo Rosales, con “Soy de un lugar” y Alejandro Szwarcman con la emotiva “Milonga para Pablo”. Un disco que estará entre los mejores del año de tango cantado y que pide a gritos que Raquel Buela grabe con más frecuencia. Revista El Amante Diciembre de 2014.